28 de septiembre de 2010

Ramo de rosas pachuchas del LIDL, margaritones encontrados en el arroyo con inquilinos verdes y espadañas sobre jarrón baraturrio del Ikea, rodeado de futuras manualidades en desorden.


Los inquilinos que tuve que ir liquidando, escondidos en los margaritones que me traje del río. Chinches, para quien no lo sepa.


Y esta es la típica manualidad a la que no me pude resistir. Yo ya conocía el nombre de Isasaweis, una sensación de Internet más amiga de enseñar su cara en los tutoriales de belleza que la puñeta que esté haciendo con las manos, una talibana de Hello Kitty cuyo marido debió pensar que tener a una mujer maniaca del maquillaje en casa era una ruina pero que finalmente se ha ganado la vida, pero cuando vi a la cuñada con el moño de moda (lástima que yo ya no tenga pelo para esos trotes) me tragué todos los videos y con la impaciencia que me caracteriza me tuve que fabricar mi paleta de colores casera (sombras viejas pero dignas) esa misma tarde. He reordenado todo el maquillaje al poder tirar más de media docena de estuches estúpidos. Cualquier cosa menos dedicarme a cosas más productivas.


26 de septiembre de 2010

Donde estén los jevis que se quiten los demás

Después de un tiempo sin llamarme, este finde pasado volví a ejercer de camarera-sessi-que-lástima-que-una-doctora-tenga-que-sacarse-unas-perrillas-barriendo-vasos-de-minis, pero a mí no se me caen los anillos porque en el fondo de mi alma siempre he querido vivir experiencias detrás de una barra. En este caso tocaba festival hip-hopero y ha sido muy útil como estudio de campo de dicha tribu urbana. 

Antes de nada debo decir que los hip-hoperos salen perdiendo en la comparación con los jevis, que ya tenía observados. Mientras que los jevis son, por lo general, educados y mansos, y poco problemáticos a grandes rasgos (preguntadle a cualquier segurata si prefiere vigilar un acceso a un concierto de Metallica o a uno de Bisbal), los hip-hoperos trasladan su inconformismo de las letras a la vida real, son reivindicadores y pejiqueros, y no os podéis imaginar lo irritante que resulta que te venga un chungo de barrio con habilidades para la verborrea poética a porculearte por nimiedades cuando tienes la barra petada de clientes impacientes y tienes que servir y cobrar a velocidades de relámpago antes de que te formen un motín.

Insisto: los jevis son más conformistas y menos discutidores en general y sus hábitos de consumo hasta resultan sanos y sibaritas. Con ellos no perdí la paciencia incluso en los momentos más intensos; en cambio a los hip-hoperos, entre lo que abusan dándote grandes billetes, sus indecisiones y confusiones a la hora de hacer los pedidos, sus tejemanejes y engaños para ver si te pueden sacar algo (no, no cuela que quieras una botella de agua gratis para tomarte la medicación) o colarse, sus indignaciones cuando les explicas cómo va lo de las invitaciones y demás (a algunas divas del rap les dan invitaciones, cosa que no ocurre en todas las salas, y aún se permiten el lujo de resoplarte porque necesitan 2 para un combinado o un mini alegando que son "cantantes", como si las normas de la sala no fueran con ellas), pues a algunos les tuve que soltar algún bufido y pedirles que no me distrajeran, que me estaban colapsando la barra.

Además de que la sala estaba petada no se limitaban a pedir en los descansos, si no también durante las actuaciones, y bebieron mucho, así que no pude disfrutar en condiciones de la (sorprendente) calidad de la música (poco conocida por mí) y los grupos que salieron al escenario (me quedé con un nombre: Crew Cuervos, que me hicieron mucha gracia;  16 personas bien coordinadas en el escenario, creando un espectáculo divertido. Una chispa, un humor y un sentido del espectáculo a la americana que echa de menos en la macarrería de los grupos metaleros, la verdad).

Hubo tanta afición al ron que se acabó el Brugal y el Cacique, casi cunde el pánico, más que raperos parecían piratas. El cobro fue un caos y sorprendentemente se hizo menos barra que lo que se podía esperar de tanta gente. Y aún debo agradecer que sólo intentaban atraer mi atención llamándome guapa (ponte un escote y ya los tienes ganados) y diciéndome "que me sentaban muy bien los pendientes" (sic), que eran de plumas largas y negras; a los demás camareros les armaron más follón, hubo roces y alguno intentó pagar con droga (para que veais que se aprende del género humano detrás de una barra). La verdad es que el número de clientes pelín colgadetes pudiera ser superior a la media...

En fín, unas noches de trabajo intensas. El incidente más reseñable (inciso: he tenido que interrumpir la escritura porque han llamado directamente a la puerta de casa los de la revista ¡Despertar!, y he tenido que soportar educadamente su amable charla invitándome a que investigue la Biblia por si quiero descubrir lo que un Creador puede ofrecerme a la hora de intentar solucionar la crisis y la maldad que hay en el mundo; menos mal que no se han  puesto a sermonearme por mi descreimiento y falta de religiosidad en general; si es que soy demasiado blanda y de ahí vienen todos mis problemas...Inciso II: pagar un pastón de comunidad para que haya seguridad 24h en la urba y que cualquier desconocido te pueda llamar a la puerta ya indica que los telefonillos, los videoporteros y las puertas vigiladas no sirven de una puta mierda, si es que es normal que a la gente le mole lo sobrenatural para tener esperanza de que se solucione este descontrol moral, grgrgrgrgrgrgrgr.), el incidente más reseñable, decía, fue de un chaval que hizo un pedido, se le unió otra amiga haciendo otro pedido, teóricamente lo querían conjunto pero pagándolo por separado con cambios rarísimos, en la confusión rechacé momentáneamente el dinero que me ofrecía el chico para atender a la chica, "desapareció" el dinero que le había devuelto al chico y hubo una discusión pelín agria porque él decía que ya me había pagado y yo, que no. Al final me volvió a pagar, pero al cerrar el local me vino pelín cocido a pedirme disculpas "aunque yo no llevaba razón", y fue encantador porque yo pensaba que quería echarme los trastos  pero sólo quería irse con la sensación de que yo no estaba molesta ni pensaba que él era un chorizo y se había aclarado el malentendido (hasta me cogió la mano y me la besó con delicadeza de caballero). Por suerte la noche siguiente yo también estaba llamada a la barra y le pude invitar a un mini para que no se fuera con la sensación de que le habían timado en el local. 


Y es que estas anécdotas con estos personajes son lo delicioso de pasarse la noche correteando con botellas y hielos y deslomándome barriendo colillas, minis derramados y litronas en el parque aledaño (hay que ver qué poco aprecio por la llimpieza y el dinero empleado en bebida tiene esta gente) en vez de estar celebrando el ¿noveno? aniversario con el Maromo. 


21 de septiembre de 2010

Qué vida más triste

El otro día inauguraban un LIDL en mi barrio. Me regalaron dos ramos de rosas rojas, me dieron un perrito caliente y un sucedáneo de Coca-cola y me tocó una caja de galletas en una ruleta; fue una de las mejores tardes de mi vida.

Todo lo demás que puedo decir de la semanason sapos y culebras.
Menos mal que puedo relajarme volviendo a ejercer de Behind the Musgo una vez más, antes de que se estropee el tiempo. Pretendía buscar setas, pero hay muy pocas y pequeñas. En su lugar he encontrado en el bosque todo tipo de bayas de todos los colores, kilos y kilos de cagarrutas de conejo, algarrobos, plantas con frutos hinchados que seguro me explicaron en las prácticas de botánica, enredaderas parasitarias, margaritones trepadores invadiendo la orilla del río (esto huele a contaminación por parte de algún jardín), espadañas y tomates salvajes enormes (!!!???).
Tengo que iniciar una campaña de recogida de firmas para que Bear Grills venga a sobrevivir un tiempecito en Arroyomolinos, lo iba a tener fácil. Al menos hasta que la Espe decida que en el Parque Regional del curso medio del Guadarrama no tiene flora ni fauna de enjundia y que
total, por cuatro hierbajos sin importancia, lo arrancamos todo y construimos más chalets.


12 de septiembre de 2010

Joer, desde mayo ya


No sólo tardo milenios en actualizar el blog si no que mis esquemas de pensamiento no han cambiado y casi copio la imagen de entradilla de la entrada anterior. Podía haber pensado en una tortuga y no en un caracol, cojorbas.
En todo este tiempo sólo os puedo decir que las flores plantadas florecieron para después contagiarse de una plaga (¿qué narices tienen los bichos aquí que son resistentes al Confidor?) y las tuve que dar garrotillo. Recupero fotos antiguas que pensaba subir al blog:


Precioso girasol, que consume agua como un hijoputa. Lo siento en el alma pero las plantas quedaron tan mal con las plagas que acabó seco y en la basura.




No todas las flores del mix eran tan espectaculares. La mayoría eran un poco sosainas. Creo que voy a esparcir las semillas que me quedaron por el campo para provocar un desastre ecológico en la flora del lugar...

Esta foto es para los que piensen que los cactus son plantas sin gracia. Las flores salieron en corona de la noche a la mañana y al tercer día se cerraron y volvieron a ser engullidas por la planta como si nunca hubieran existido. Una cosa muy extraña.

Más tarde descubrí un nuevo inquilino en casa: Elvira, una araña muy mona que se construyó un dúplex en una esquina de la terraza. La primera vez le barrí la tela, pero al ver que al día siguiente ya estaba reconstruída decidí respetarla para ver si se me comía las bichos. Era una araña bien gorda y simpática. El dúplex se convirtió en un chalet de tres o cuatro plantas que sólo hacía que reunir mierda, no vi que cayera ningún bicho, así que barriendo la terraza para tenerla presentable por una visita de los
cuñaos, la destruí. Y Elvira parece que se ha ido a otro sitio más tranquilo, sin gamberrismo callejero.
Lo de Elvira surgió porque vi un reportaje de un
tarao que tenía terrarios y murió comido por sus bichos porque le mordió su viuda negra, Elvira, y en vez de irse al hospital se quedó en su casa tapado por una mantita agonizando terriblemente. Es lo que tiene no tener seguro médico en EEUU.



Sección manualidades: aprovechando mi reciente visita a Castefa y el material recogido en las salidas de invertebrados de la carrera, me he montado mi propia playa del Garraf con bichillos auténticos.


Empezando por el centro en espiral de izquierda a derecha:

Pelotas de mar (
Posidonia oceania)
Estrella espinosa roja (
Echinaster sepositus)
Esponja de baño (
Spongia officinalis)
Bellota de mar (
Balanus perforatus)
Caracol luna (
Natica hebraea)
Berberecho verrugoso (
Rubicardium tuberculatum)
Una piedra agujereada muy mona
Cañadilla (
Murex brandaris)
Erizo de mar común (
Paracentrotus lividus)

Y es que en las salidas de zoología nos lo pasábamos teta, el problema luego venía cuando se te pudrían los bichos en casa antes de que pudieras encontrar formol para conservarlos.

Y manualidades aún más locas: decorar los altillos inservibles de la cocina con un toque de color a partir de pegar con ironfix parte de mi colección de tarjetas de restaurantes. Hay un apartado de cocina catalana, otro de cocinas exóticas, otro de restaurantes asiáticos, cocina castellana y gallega, y varios. Y cuando consiga las suficientes tarjetas de restaurantes italianos, ya habré acabado la parte que falta.





Lo bueno de las fotos es que no se ven las burbujas y los desperfectos del ironfiz, jejejejeje. En un principio el mural que se vería nada más entrar en la cocina tenía que haber sido el de restaurantes asiáticos y exóticos, que son muy coloridos. Pero al hacer la composición preliminar del mural de tarjetas de restaurantes catalanes (con la tarjeta en catalán) me dio tal estado de morriña y de pena que lo puse nada más entrar en la cocina. Así se me alegra la vista al acordarme de esas noches buscando banco en L'Ovella Negra o comiendo calçots en el límite de la temporada en mi pueblo, o tomando una paella en Sitges o Palamós.
Porque debo confesar que estoy un poco asqueada de la gente que me estoy encontrando en las Tierras del Interior. He conocido más hijos de puta en dos años en Madrid que en 17 en Barcelona. Y no me refiero a gente con gustos distintos a los míos, si no a gente con mal fondo, gente tóxica. Cuando estaba en Barcelona, sí que creía eso de que los catalanes son cerrados, y cuando presumían de tener una mentalidad "más europea y cosmopolita" pensaba que era una exageración. Pero ahora que he comparado con la gente "castellana" tengo que decir que ahora pienso que es cierto, que la sociedad catalana tiene una mentalidad más europea y "avanzada", menos contaminada por ese provincianismo tan rancio, que la burguesía es más intelectualizada y menos pueblerina, la gente de derechas no rezuma tantos pensamientos atávicos y fascistoides y que el tufillo de las sectas ultracatólicas se percibe mucho menos. Y que a los madrileños no los considero "abiertos" en general, si no que, como en todos sitios, tienen en su mayoría prejuicios, te juzgan con una mirada y te cierran las puertas de su grupo sin conocerte. Vamos, que no me siento rodeada de simpatías precisamente.
Pero teniendo en cuenta que tarde 6 años en sentirme a gusto en Barcelona, supongo que es cuestión de tener paciencia...